Política, medios y pases al pie.

14 de junio de 2011

¿Y si ya no Me Gusta?

A pesar de las dificultades y la maraña de elementos que hay que desactivar para lograrlo, casi seis millones de norteamericanos borraron sus cuentas de Facebook durante el último mes de mayo, según informan varios portales en las últimas horas. La eliminación paulatina de varias medidas de privacidad durante los últimos años seria uno de los motivos, aunque desde la compañía aseguran que es tan solo una ligera fluctuación causada por una saturación del mercado. La relación entre el sitio fundado por Mark Zuckerberg y la protección de datos ha cambiado con los años, pasando del "niguna información personal que usted envíe a Thefacebook estará disponible para cualquier usuario del sitio Web que no pertenece al menos a uno de sus gruposque aparecía en la política de privacidad de 2005 a uno bastante distinto en la actualidad:  


La información configurada como “todos” está disponible públicamente.  Dicha información permanece accesible y visible para todo aquel que entre en internet (incluidas las personas no registradas en Facebook), sujeta a indexación por parte de motores de búsqueda de terceros y puede ser importada, exportada, distribuida y redistribuida por nosotros y otros sin limitaciones de privacidad


Ingresar o no en Facebook era la cuestión hace algunos años, cuando la página era una de esas modas pasajeras que llegan, se instalan en las notas de Infobae y RollingStone por algunos meses y luego se van (MySpace o Fotolog por ejemplo). Facebook tuvo la habilidad de mantenerse en pie pasados los 15 famosos minutos de fama, cambiando el paradigma de las redes sociales del momento e integrandolas un poco más en nuestra cotidaneidad. Quizas parezca evidente, pero marcó un antes y un después.
Una de las explicaciones puede ser la habilidad simbiótica del sitio. Comenzó en 2004 como una forma de interrelacionar estudiantes de la Universidad de Harvard, Estados Unidos, pero por su popularidad se expandió a Stanford, Darmouth, Columbia y Yale en pocos meses. En 2005 se abrió para estudiantes secundarios y para el año siguiente cualquiera que afirme ser mayor de 13 y cuente con una dirección de email podía inscribirse (aunque actualmente se estima que cerca de cinco millones de usuarios son menores de 10 años). En Facebook primero se podían subir fotos y comentar "en que estas pensado". Después vinieron los vídeos, las fotos etiquetadas, las entradas a blogs, notas, chat, recomendaciones de links, recordatorios de cumpleaños, las nuevas casillas de mails y FarmVille. Facebook se mantuvo porque se adaptó, convirtió su home en un Frankestein que reunía el grueso de la experiencia social online en un mismo sitio y bajo un mismo user, que además comentaba con naturalidad aquello que le gustaba, lo que no, lo que compraría y en qué color. Años de análisis de mercado a un clic de distancia, imán para las empresas y anunciantes, que con timidez y a fuerza de prueba y error comenzaron a articular sus campañas para estar en eso que los medios fogoneaban al título de Internet 2.0. 
En esa continua búsqueda por ser lo nuevo, la web de Mark Zuckerberg generó todo tipo de cambios a la forma que sus internautas navegaban permitiendo el ingreso de aplicaciones no desarrolladas por ellos o cambiándole la cara a la página de inicio varias veces. Pero a medida que iba creciendo y ganando amigos, abrió varios debates, algunos de corte sociológico como la búsqueda de exposición en las sociedades online y otros mas pragmáticos como el uso de la información que contienen sus infinitos perfiles, haciendo saltar la alarma con respecto a los niveles de privacidad. Pedofilia, redes de trata, la mano de la CIA desde las sombras, se tejieron todas las redes conspirativas. Todas. Pero lo cierto es que cada función que aparece de Facebook pregunta algo nuevo. Con quién novias, donde trabajas, cual es tu teléfono móvil.

Aquel historial no borrado (que ni sabias que existía).

A fines de 2010, hice un viaje personal al exterior durante cerca de un mes. En ese tiempo, utilizaba Facebook para publicarles avisos en el muro de mis familiares cuando llegaba a una nueva ciudad en caso de que no los encontrara conectados por la diferencia horaria. Además, utilizaba el chat de la página para comunicarme con mi hermano, por ejemplo. Dado que él vive conmigo, una vez de vuelta en Argentina nunca mas tuve la necesidad de usar esa vía. Ayer, descubrí que al abrir su ventana de conversaciones me aparecen las últimas conversaciones que tuvimos hace ya más de seis meses, es decir, mucho antes de esta última renovación de cara del sitio donde se unificó el sistema de mensajes y chat en un mismo historial. A pesar de su reciente aplicación, la función ya estaba siendo aplicada a modo de test en algunas cuentas desde noviembre de 2010, desde donde aparentemente también se comenzó a guardar registro de las charlas. Nada nuevo. Distintos foros en internet expresan las quejas de usuarios más avivados con las diferentes letras chicas del sitio, y todos coinciden con las trabas que se hallan a la hora de modificar elementos propios de la privacidad, especialmente cuando aparece uno de esos refresh. Las cuentas vírgenes, aquellas sin ninguna modificación de privacidad desde su creación , son totalmente permisivas y pueden ser revisadas por amigos de amigos (técnicamente desconocidos) y gracias a la lógica que plantea el sitio de fomentar la interacción. ¿Cuantas personas son conscientes de estos cambios? ¿Que otra información guarda Facebook sin que sepamos?. Hace algunos días, se desató otra polémica por un sistema que permite al sitio reconocer las caras de los usuarios y etiquetarlos en las fotos subidas por ellos u otras personas de manera automática. ¿Cual será la próxima nueva gran herramienta?

La aplicación del nuevo buzón de mensajes unificado revivió en la bandeja de entrada conversaciones que el usuario podía dar por perdidas, por inexistentes si su naturaleza lo requería, sin dejar rastro, salvo por algunas computadoras desapercibidas en Palo Alto, California. ¿Cuantos noviazgos se habrán roto con esta nueva actualización?.


-Instrucciones para desactivar el reconocimiento facial en este link.
-Gráfico con la evolución de la privacidad en Facebook. (de Matt McKeon.Com)
-Guía para eliminarste definitivamente de Facebook

25 de mayo de 2011

#SinSarloEn678

Aunque el Conmigo no, Barone que le lanzó Beatriz Sarlo al periodista haya sido el clímax pochoclero, el momento mas alto de la noche televisiva y que vaya rumbo a quedar impreso en la memoria colectiva twittera del 2011, la emisión de 678 pluralista puede ser considerada como un espectáculo cultural de altísima calidad, que atrajo a la pantalla de la Televisión pública rating proveniente de todo el espectro político K anti K, moderado, etc. y desempolvó por una noche un viejo reclamo de la ciudadanía políticamente interesada: debatan ideas.
Bueno, todo eso ya quedó atrás, forma parte del pasado que sirve al presente solamente como archivo escrachador en la lógica televisiva seis siete ochista. En la emisión del día después de la presencia de Beatriz Sarlo junto a Ricardo Forster y Gabriel Mariotto, el programa volvió a tomar el curso habitual para hacer sus informes. Sarlo, preocupada por la posibilidad de aparecer hasta el hartazgo cuando citó a Jaime Bayly y su comparación de Evo Morales con un simio, no percató que al criticar la forma que el ciclo construye informes con recortes fragmentados ella misma sea recortada y fragmentada. La discusión sobre la idoneidad de la televisión para plantear y analizar temas, vieja como la televisión misma, fue apenas abordada en el programa del día 24, precisamente por lo dificultoso de profundizar y analizar temas. Sarlo dio su visión crítica de la forma que el programa produce sus informes (“con recortes parciales, sin fechas, sin fuentes, se repiten los mensajes”) a lo que solamente Carlos Barragán atinó a defender al grupo argumentando que en realidad es la estructura televisiva la que obliga a recortar los informes. Sandra Russo mas tarde comentaría que ellos siempre parten de la verdad, con “buena leche”, la cual deslizó que no tendría el canal Todo Noticias.

Con el diario del lunes (o el tape editado del día anterior), el informe del 25 sobre lo que se emitió el 24 trató de dejar mejor parados a los diferentes panelistas, los cuales casi no pudieron participar en la discusión entre Sarlo, Forster y Mariotto salvo en pocas y desafortunadas intervenciones. Se tomó la mención de la ensayista sobre los recortes para inaugurar una sección en el programa en la que se analizan la manera en que los otros medios (“La Corpo”) hacen lo mismo, y comenzaron levantando las repercusiones del día anterior en Clarín, La Nación, Perfil y Página/12. Los títulos con gancho como “Beatriz Sarlo dejó en offside al panel de 678” del diario de Mitre fueron contrastados con la sobria cobertura de “Página”, al igual que la no inclusión de lo discutido sobre el ADN a los hijos adoptados por Ernestina Herrera de Noble en ningún diario. De vuelta al piso, Russo reconoció el coraje de Sarlo para presentarse a debatir en un marco imparcial y se preguntaron por que TN no invita a Estela de Carloto o Víctor Hugo. Pero el clima de cordialidad lo terminaría rompiendo Barone, quien atacó la actitud de llegar a un programa y criticar las formas del mismo, comparándolo con quien llega a una casa ajena y se queja de la diagramación de los muebles, sin tener en cuenta en su simplificación que la obra reciente de Sarlo ha sido crítica de 678 y que su discurso no hace mas que reflejar lo que ya estaba volcado en diferentes publicaciones, con la diferencia que en el estudio ya no había nadie que pueda marcárselo, y aclararle al señor con quién sí, con quién no.


Beatriz Sarlo en 6,7,8 Parte 1 de 4

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